Historia del aikido
El aikido no es un deporte fundamentalmente físico. Practicar aikido es una forma de expresar y liberar, sentir y entender; esta disciplina es una filosofía de vida que va más allá de la fuerza o el ejercicio. Persigue conseguir el crecimiento espiritual, la salud física y la paz mental. Quizá por ello, en el gimnasio el aikido es una de las actividades cada vez más demandadas. Esta disciplina, con una alta efectividad como defensa personal, combina aspectos del jiu-jitsu y kenjutsu. A diferencia de otras artes marciales, no se basa en golpear o derribar al oponente sino en utilizar la propia energía del rival para controlarlo o alejarlo de uno mismo.
¿cómo nace el aikido?
El aikido tiene su origen en el japonés Morihei Ueshiba. Él fue su creador y por ello es conocido y nombrado también como O Sensei (que significa “El gran maestro”). Nacido en 1883 y tremendamente estudioso, se interesó desde muy temprana edad por todo aquello que tenía que ver con el esoterismo, las meditaciones y los encantamientos de la secta Shingon del budismo (en cuya escuela realizó sus primeros años de estudio). Además de su fijación por estos temas, también practicaba sumo y natación con asiduidad para mantener en forma su físico, en sus años de juventud, se convirtió en empresario montando un almacén con varios vendedores a su cargo. Al mismo tiempo, estudió técnicas de esgrima y de combate sin armas.
Cuando llegó el momento O Sensei entró en el servicio militar campo en el que destacó y en las diferentes batallas que disputó, se le recuerda por ser el combatiente más efectivo y con técnicas más limpias para eliminar a sus oponentes. Sin embargo, tras abandonar la época como soldado cuatro años después, decidió canalizar su extrema habilidad en el servicio social y la ayuda a los demás.
Tras la muerte de su padre, Ueshiba decidió refugiarse en la oración y la meditación, centrándose en las enseñanzas espirituales tradicionales. Fue Deguchi, un maestro espiritual, quien le inclinó a hacer del Budo su vida y le instó al gran O Sensei a abrir su primera escuela Ueshiba de artes marciales. En 1923 llamó a su arte Aikibujutsu, mezcla del movimiento marcial clásico. En 1925 se dedicó a buscar la maestría en el arte de la danza. Mientras entrenaba intensamente, llegó la revelación que buscaba a su vida, la que le permitió comprender el proceso del universo y le enseñó que la finalidad del Budo es la protección a los demás. Su palabra y su trabajo fue extendiéndose por todo Japón, país por el que viajó enseñando el aikido. Enseñó a las fuerzas policiales, los soldados o la corte imperial, entre otros, y siguió difundiendo su mensaje de paz espiritual como fundamento de su entrenamiento.
A pesar de su popularidad, decidió vivir una vida de retiro y trabajo en una granja, de pobreza material pero de gran riqueza espiritual, hasta que en 1969 falleció.
Evolución del aikido
Con el paso de los años, las escuelas se multiplicaron y también las variantes en la práctica de la disciplina original. No existe una clasificación propiamente dicha de los tipos de aikido, puesto que se trata de un deporte con tantas interpretaciones y estilos (desde el más deportivo al más espiritual) como fines se persiguen con él.
El gran maestro O Sensei fue el creador y profeta de esta disciplina, pero fueron las miles de personas anónimas que siguieron su ejemplo quienes lo extendieron hasta llevarlo más allá de las fronteras asiáticas y convertirlo poco a poco en el arte que es hoy en día. Gracias a ellos y al legado de Ueshiba, cada vez es más la gente que se decide a practicar aikido en su vida para conseguir alcanzar la paz y la felicidad exterior e interior.

